Carlos Molina Quiromasajista

Masajista profesional
- Tratamiento de contracturas y dolores musculares.
- Bloqueos articulares.
- Lesiones miofasciales.
- Masajes antiestrés.
- Masajes anticelulíticos y reafirmantes.
- Masaje de tejidos profundos.
- Técnicas neuromusculares.
- Dolores de espalda, cuello y hombros.
- Vendaje neuromuscular

lunes, 9 de julio de 2012

DOLOR NO ESPECÍFICO DE LA ZONA BAJA DE LA ESPALDA El dolor de la zona inferior de la espalda es la segunda causa de discapacidad en Usa y ello no disminuye a pesar del continuo y fuerte incremento de recursos aplicados. En un importante número de casos se convierte en crónico y y de origen no específico. Se aplican terapias físicas, medicación analgésica y antiinflamatoria y un largo elenco de intervenciones quirúrgicas. Desde siempre se ha partido de la base de que se trata de un problema anatomopatológico y por tanto debe ser tratado por procedimientos biomédicos. Todo ello a pesar de que solo en un 10% aproximadamente de los casos se ha podido identificar una alteración anatómica concreta. Últimamente surgen voces que proclaman un enfoque biopsicosocial del problema. El profesor Sullivan enfatiza que quizás el enfoque ha sido muy simplista, buscando una sola causa y aplicando una terapia. El resultado sele ser una cadena de múltiples tratamientos fallidos, diagnósticos contradictorios, pérdida de la esperanza y de la autoconfianza del paciente. Frente a los diagnósticos que buscan en la inestabilidad articular y los exámenes radiológicos la causa del problema se van encontrando otros como depresión, stress, estilo de vida y comportamiento cognitivo y físico que van dando más datos que nos permitan predecir el dolor de espalda no específico. Hay ya una clara evidencia de que el dolor de espalda crónico no específico está asociado a una compleja combinación de nuestra conducta física, estilo de vida, cambios en nuestro sistema nervioso central y periférico, así como factores psicológicos, cognitivos y sociales. En resumen, el profesor Sullivan sugiere que los profesionales sanitarios tendrían que atender algo menos a la estructura, los signos y los síntomas de un problema de dolor de espalda crónico no específico, y algo más orientarse a las conductas determinadas por las múltiples combinaciones de creencias, conocimientos, dolor, estilo de vida y movimiento. Esto supone un gran reto, aprender nuevas estrategias, y asunción de nuevas convicciones y enfoques por parte de los profesionales de la salud. Tras redactar una concisa lista de una docena de nuevas habilidades que deberían ser asumidas, concluye su trabajo con el siguiente párrafo. “Características tales como esperanza, búsqueda de ayuda positiva y adaptabilidad son rasgos de la capacidad de recuperación con los que necesitamos equipar a nuestros pacientes que sufren incapacidad por el dolor de espalda crónico no específico. Adaptar una perspectiva de salud multidisciplinar y positiva que se oriente hacia la persona puede permitirnos ver este problema con una nueva luz, proporcinando esperanza a nuestros pacientes y un entorno para la innovación, el descubrimiento y el cambio”. Extraido de Peter O. Sullivan, British Journal of Sports Medicine. March 2012, vol.46 no. 4
MENTE Y CUERPO, CAMINO DE IDA Y VUELTA Que lo físico y lo psíquico están íntimamente unidos es algo que todos asumimos como cierto. A pesar de ello, no nos suele gustar mucho que nos digan “esa dolencia tiene origen psíquico”: parece que nos acusan de que nos la estamos inventando, que no es real, que no nos duele pero creemos que nos duele. Sin embargo, todos vemos muy natural que levantemos los brazos rápidamente cuando nuestro equipo marca un gol, que los músculos de nuestra cara dibujen eso que llamamos sonrisa cuando algo nos gusta o alegra, o bien que no podamos disimular un semblante triste cuando algún pesar está en nuestro corazón. Pues sí, la unión de lo psíquico con lo físico es mucho más real y tangible de lo que se pueda pensar. Cada día se van descubriendo conexiones internas que relacionan el cerebro con músculos y vísceras, nervios y plexos que controlan cosas diferentes pero que van unidos en su origen o en su trayectoria, fascias que envuelven cosas aparentemente muy diferentes, etc. Nuestros pensamientos, convicciones y creencias, alegrías y tristezas se transmiten inmediatamente al resto del cuerpo: se nos “hace un nudo en la garganta”, se nos “cierra el estómago”, nos “tiemblan las piernas” o damos “saltos de alegría”. No son más que pequeños ejemplos de la indivisibilidad cuerpo-mente. Cuando los estados de ánimo, el stress, la angustia o la agresividad permanecen durante un largo periodo de tiempo llegar a modificar la estructura miofascial y articular y también visceral de nuestro cuerpo, llegando a producir dolores crónicos y desviaciones de la postura hasta el punto que no logramos saber si fue antes el estado de ánimo o es la dolencia la que nos tiene la mente agotada. Pero es posible hacer el camino al contrario, es posible actuar sobre el cuerpo, sobre las tensiones musculares, fasciales y articulares para devolver a nuestra mente un estado de mayor serenidad, relajación y bienestar. Un buen masaje es precisamente eso, estimulando las terminaciones nerviosas, mejorando la circulación, liberando las articulaciones y los “pasos estrechos” de nervios y capilares, devuelve al cuerpo un estado que transmite a nuestra psique la mejor de las sensaciones.