Carlos Molina Quiromasajista

Masajista profesional
- Tratamiento de contracturas y dolores musculares.
- Bloqueos articulares.
- Lesiones miofasciales.
- Masajes antiestrés.
- Masajes anticelulíticos y reafirmantes.
- Masaje de tejidos profundos.
- Técnicas neuromusculares.
- Dolores de espalda, cuello y hombros.
- Vendaje neuromuscular

lunes, 9 de julio de 2012

MENTE Y CUERPO, CAMINO DE IDA Y VUELTA Que lo físico y lo psíquico están íntimamente unidos es algo que todos asumimos como cierto. A pesar de ello, no nos suele gustar mucho que nos digan “esa dolencia tiene origen psíquico”: parece que nos acusan de que nos la estamos inventando, que no es real, que no nos duele pero creemos que nos duele. Sin embargo, todos vemos muy natural que levantemos los brazos rápidamente cuando nuestro equipo marca un gol, que los músculos de nuestra cara dibujen eso que llamamos sonrisa cuando algo nos gusta o alegra, o bien que no podamos disimular un semblante triste cuando algún pesar está en nuestro corazón. Pues sí, la unión de lo psíquico con lo físico es mucho más real y tangible de lo que se pueda pensar. Cada día se van descubriendo conexiones internas que relacionan el cerebro con músculos y vísceras, nervios y plexos que controlan cosas diferentes pero que van unidos en su origen o en su trayectoria, fascias que envuelven cosas aparentemente muy diferentes, etc. Nuestros pensamientos, convicciones y creencias, alegrías y tristezas se transmiten inmediatamente al resto del cuerpo: se nos “hace un nudo en la garganta”, se nos “cierra el estómago”, nos “tiemblan las piernas” o damos “saltos de alegría”. No son más que pequeños ejemplos de la indivisibilidad cuerpo-mente. Cuando los estados de ánimo, el stress, la angustia o la agresividad permanecen durante un largo periodo de tiempo llegar a modificar la estructura miofascial y articular y también visceral de nuestro cuerpo, llegando a producir dolores crónicos y desviaciones de la postura hasta el punto que no logramos saber si fue antes el estado de ánimo o es la dolencia la que nos tiene la mente agotada. Pero es posible hacer el camino al contrario, es posible actuar sobre el cuerpo, sobre las tensiones musculares, fasciales y articulares para devolver a nuestra mente un estado de mayor serenidad, relajación y bienestar. Un buen masaje es precisamente eso, estimulando las terminaciones nerviosas, mejorando la circulación, liberando las articulaciones y los “pasos estrechos” de nervios y capilares, devuelve al cuerpo un estado que transmite a nuestra psique la mejor de las sensaciones.

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